JUAN ANTONIO VIEDMA CANO


JUAN ANTONIO VIEDMA

 

Juan  Antonio Viedma Cano, Sabiote (Jaén) 1830- La Habana 1869

Periodista, abogado, magistrado, poeta.

Amigo de Gustavo Adolfo Bécquer, cuando en 1854 llega este a Madrid, ya era Viedma un escritor conocido y apreciado en los cenáculos madrileños y pudo introducir a su amigo sevillano en ellos. Las relaciones de Bécquer con Viedma, García Luna, Carlos Navarro, José Marco y Julio Nombela han sido relatadas por este último con bastante precisión, y de este círculo de amigos nació la "Corona poética a Quintana" de 1855.

 

La Lealtad

 

“...En luchas tales,

los que vencen son leales

los vencidos los Traidores. “

CALDERÓN.

 

Así desde el foso al muro,

según el vulgo refiere,

hablaba al caer la tarde

á un castellano un jinete:

—«Pero Gil, mal en tu Torre

burlar á la ley pretendes,

porque no hay sitio que libre

de la pena al delincuente.

 

Traidor al Rey y á la causa

que la nobleza mantiene,

en sus vicios y «justicias»

serviste al tirano siempre.

 

Tu orgullo, que lealtad nombras,

tendrá el premio que merece;

pues los vasallos leales

armados contra tí vienen.

 

Ya no irás con tus soldados,

como trailla de herejes,

á poner fuego en los muros

de las ciudades más fuertes.

 

No te valdrán los ardides

que has usado tantas veces

pues ni un infanzón amigo

en esta comarca tienes,

 

Las doncellas que á tu vista

temblaban, pura la frente

alzaran y los villanos

podrán recojer sus mieses.

 

Ya no harás más alianzas

con los árabes infieles:

Pero Gil, murió D. Pedro;

firmóse en Montiel tu muerte.»

 

Con calma, del muro al foso,

según añade la plebe,

Pero Gil al mensajero

replicó de aquesta suerte:

—«Pues vas á ver al bastardo

dile, si á hacerlo te atreves,

que no espere pleitesía

de Pero Gil ni su gente.

 

Cincuenta arqueros la seña

de mi mesnada defienden;

por D, Pedro estará alzada

en tanto que alguno aliente.

Que quien ha de buena cuna,

solo sirve á buenos Reyes;

y no es buen Rey el que fía

su causa á extranjera hueste.

Dile que merced recibo

en que me juzgue rebelde,

y que no tendrá más honra

por matar al que la tiene.

Mas no hablen de lealtad nunca

nobles que al Rey empobrecen,

que no lidian por su gloria

y lidian por sus mercedes.

Mi unión, con la cruz al pecho,

á Abdallá, no me envilece,

y al nuevo Rey su corona

manchará en sangre las sienes.

Esto á D. Enrique dile

y por mi cabeza vuelve;

que buena merced te aguarda

si le llevas tal presente.»

 

Volvió; en brusco giro grupa

el mensajero Alvar Pérez,

y Pero Gil de su Torre

mandó levantar los puentes.

 

Romancero de Jaén: Revista Don Lope de Sosa 1913

 


 

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